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¿Le afecta la primavera a vuestros gatos?
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¿Le afecta la primavera a vuestros gatos?

Los cambios importantes en la temperatura ambiente alteran en una u otra medida la estabilidad orgánica del gato. Ante los pequeños cambios climáticos, los felinos, mediante leves cambios conductuales, compensan la variación, pero, ¿qué sucede ante cambios mayores? Cuando las temperaturas son muy bajas, los gatos pueden aumentar de dos a cinco veces sus necesidades de ingestión calórica. Los gatos que viven en zonas cálidas o ante cambios estacionales del frío al calor, pueden reducir entre un 15 y un 40 por ciento su ingestión de alimentos.

Los cambios importantes en la temperatura ambiente alteran en una u otra medida la estabilidad orgánica del gato.

Ante los pequeños cambios climáticos, los felinos, mediante leves cambios conductuales, compensan la variación, pero, ¿qué sucede ante cambios mayores?

Cuando las temperaturas son muy bajas, los gatos pueden aumentar de dos a cinco veces sus necesidades de ingestión calórica.

Los gatos que viven en zonas cálidas o ante cambios estacionales del frío al calor, pueden reducir entre un 15 y un 40 por ciento su ingestión de alimentos.

LA PRIMAVERA NO SÓLO LA SANGRE ALTERA

Con la llegada de la primavera el gato se enfrenta a cambios de temperatura, una debacle hormonal y una incesante renovación de pelo…

El estado ideal de un gato sería el que le proporcionara un entorno de una humedad entre el 30 y el 70 por ciento, una temperatura ambiente de 18 a 29 grados y entre 10 y 15 intercambios por hora del aire de la habitación en la que habitualmente se encuentren.

Ante estas características del entorno el gato se encuentra “estable” sin necesidad de variar sus comportamientos o adaptar sus recursos orgánicos.

En cambio, ante distintas condiciones, el organismo del animal reacciona y debido a la más mínima deficiencia, el órgano que se ve afectado en primer lugar es la piel.

PROBLEMAS

El conjunto de los órganos, aparatos y sistemas del animal se encuentran perfectamente coordinados, en perfecto equilibrio; eso sí, cuando aparecen los problemas, el organismo toma una “salomónica decisión”: dejaremos con menos recursos a la parte del organismo que menos lo necesite; curiosamente, la piel y el pelo siempre salen perdiendo.


Este importante territorio orgánico padece el 50 por ciento de la pérdida anual de pelo en cuatro meses del año, los comprendidos desde el principio de la primavera hasta el verano y desde principios del otoño hasta el invierno.

Esta caída y sustitución capilar se conoce con el nombre de muda y es un momento de intensa desesperación para un gran número de propietarios, aquellos que ven “decorada” su casa y ropa con inagotables mechones de la capa externa de su adorado amigo.

LA MUDA

La caída de pelo a la que nos estamos refiriendo es totalmente natural y no requiere una atención especial del profesional.


Al ser un suceso presente durante todos los años en nuestra vida de relación con el gato, debemos tener muy presente que facilitaremos el paso del proceso con dos medidas fundamentales: cepillado y alimentación adecuada.

El cepillado no sólo retira de su cubierta externa los pelos muertos y favorece la salida del pelo nuevo, sino que es el mejor método preventivo para evitar que el animal ingiera grandes cantidades de un pelo que acabará formando unas peligrosas bolas de pelo en el interior del aparato digestivo del animal.

Para que el cepillado aporte todos sus beneficios debe realizarse de forma diaria, con los útiles adecuados al pelo de cada tipo de animal y siguiendo dos direcciones: en la propia del pelo y a contrapelo.